El Canal de Panamá, una vía fluvial de 51 millas que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, se considera la pieza de infraestructura más vital para el transporte del comercio internacional en el hemisferio occidental.
Este corredor transoceánico, que reduce el tiempo de viaje de los barcos entre Nueva York y San Francisco a más de la mitad, respalda el seis por ciento del comercio marítimo mundial como ruta principal que conecta el norte de Asia y las costas este y del Golfo de Estados Unidos. Sólo en 2003, 14.000 buques transitaron por el Canal de Panamá, transportando más de 500 millones de toneladas de carga.
El sistema de esclusas del Canal de Panamá depende del agua del río Chagres, que se almacena en dos lagos artificiales: Gatún y Alajuela. El agua de los lagos llena una serie de esclusas que elevan los barcos a 85 pies sobre el nivel del mar hasta el lago Gatún y los bajan al otro lado, permitiendo a los barcos moverse libremente entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico.
Gestionar los niveles de agua en los lagos Gatún y Alajuela es fundamental para el funcionamiento del Canal de Panamá, ya que un solo buque transita utilizando 52.000.000 de galones de agua dulce y un promedio de 36 buques transitan por el Canal por día. Mantener niveles de agua suficientes también es fundamental para los 2,5 millones de residentes de la ciudad de Panamá y Colón que dependen del agua del río Chagres para su agua potable y tratamiento de aguas residuales municipales. La energía hidroeléctrica se genera en Gatún y Alhajuela, principalmente para operaciones internas del Canal.
El acto de equilibrio para mantener niveles óptimos del lago lo lleva a cabo la Autoridad del Canal de Panamá (PCA). La agencia logra esto recopilando y aprovechando grandes cantidades de datos, que se utilizan para modelos y pronósticos hidrológicos, para respaldar estrategias para economizar el uso de un recurso finito.
Cincuenta y cinco estaciones científicas repartidas por las cuencas recogen información relacionada con las precipitaciones, la temperatura del agua, la velocidad del viento, el punto de rocío, la humedad, las mareas, los niveles del agua y la escorrentía. La PCA consolida estos datos sin procesar, junto con la información del radar meteorológico de banda S en Aquarius, una plataforma de software que adquiere, organiza, modela y asegura la calidad de los datos antes de publicarlos en tiempo real.