Dada la enorme escala de los proyectos de transformación digital, no sería razonable esperar una transición fluida desde el principio. Sin embargo, es posible repensar ciertos enfoques de la transformación digital para aumentar el éxito de los resultados deseados.
Curiosamente, un obstáculo al implementar este tipo de proyectos puede no ser la solidez de las ideas en sí, sino un plan de implementación no coincidente. Tradicionalmente, el sector público suele recurrir a métodos tradicionales de ejecución, por ejemplo, en casos en los que se enfrenta a un dilema entre la entrega ágil y la entrega en cascada. En resumen, el método de entrega en cascada es una hoja de ruta de implementación en la que las tareas secuenciales dependen de la tarea anterior para que el proyecto avance. Mientras tanto, la entrega ágil significa que los proyectos se dividen en partes más pequeñas, donde cada segmento se trabaja y desarrolla en conjunto.
Las grandes organizaciones, como el sector gubernamental, tienden a adoptar el método en cascada. Sin embargo, la naturaleza dinámica de la innovación y la transformación significa que será necesario esperar cambios y que se requerirá un método flexible de implementación para garantizar que el progreso no se vea obstaculizado por ningún aspecto del proyecto que no vaya exactamente según lo planeado. En última instancia, la conclusión es que los flujos de trabajo deben revisarse y personalizarse constantemente según la naturaleza del proyecto.
El sector público también suele enfrentarse al dilema entre adoptar una mentalidad comercial o una centrada en el servicio público. En tales situaciones, es útil que el sector público considere el proyecto desde un enfoque comercial, manteniendo al mismo tiempo su enfoque en el bien común de los ciudadanos. Los gobiernos pueden afrontar este dilema de manera eficaz garantizando que se dé prioridad a la transparencia, la rendición de cuentas y la inclusión en todos los esfuerzos de transformación digital.