La Autoridad del Canal de Panamá ha aprobado un proyecto estratégico de gasoductos en medio de tensiones políticas e intereses divergentes sobre el control de energía regional.
La Autoridad del Canal de Panamá (Autoridad del Canal de Panamá, ACP) aprobó el 4 de abril el lanzamiento de una licitación pública para la construcción y operación de una tubería de gas de 80 kilómetros que cruza el istmo. El proyecto tiene como objetivo transportar gas licuado de petróleo (GLP) desde la costa del Caribe Panamano hasta el lado del Pacífico, facilitando su reexportación a Asia. Esta nueva infraestructura refleja la estrategia del ACP para diversificar sus operaciones logísticas y energéticas.
El GLP se importaría principalmente de terminales en la costa este de los Estados Unidos, luego se transfirió en barco a Panamá antes de ser transportado a través de la tubería futura. La iniciativa, que incluye la participación del sector privado, aborda restricciones relacionadas con la capacidad limitada del canal para ciertos portadores de gas. Una tubería de aceite existente actualmente se mueve crudo en la dirección opuesta a través del istmo, pero no es operada por el ACP.
Intereses energéticos y presión geopolítica
El anuncio se produce menos de un mes después de que el ACP reveló públicamente su intención de desarrollar una infraestructura de transporte de GLP de GLP. Según Ricaurte Vásquez, administrador de ACP, la demanda global de GLP está aumentando bruscamente y se espera que se duplique durante la próxima década, posicionando el proyecto como un conducto estratégico para los flujos de energía. Sin embargo, esta orientación comercial plantea preguntas sobre posibles conflictos de intereses entre la soberanía nacional y la influencia extranjera.
El contexto político que rodea el proyecto ha sido intensificado por las declaraciones recientes del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien sugirió reconsiderar el control panameño sobre el canal. Originalmente construido por los Estados Unidos y entregado a Panamá en 1999, el canal sigue siendo una unión crítica para el comercio de energía global, cada vez más sujeto a presiones comerciales, de seguridad y diplomáticas.
Gobernanza autónoma e influencia de equilibrio
El ACP, un organismo público autónomo, conserva plena autoridad sobre las operaciones del canal y los proyectos relacionados. Sin embargo, la licitación de gasoductos de gas introduce un escenario en el que la gestión de la infraestructura energética mayor podría atraer a los operadores internacionales con intereses estratégicos distintos, lo que hace que el proceso de selección sea particularmente sensible.
La naturaleza del proyecto, estructurada en torno al tránsito energético entre las Américas y Asia, destaca los desafíos continuos para equilibrar la apertura de inversión extranjera con el control nacional. El ACP aún no ha lanzado una línea de tiempo detallada para la licitación o los criterios de selección para operadores potenciales.